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Gobierno de Rosas

Gobiernos de Rosas
Durante su gobierno ordenó el cierre de dos periódicos opositores y, desde ese momento, toda publicación debió ser autorizada antes de imprimirse. También reglamento las funciones de la policía en el ámbito urbano y prohibió el uso de armas a los particulares. Estableció el uso de la divisa punzó, una cinta roja que identificaba a los miembros del Partido Federal. Debía colocarse en el lado izquierdo del pecho y era obligatoria para todos los empleados públicos. Persiguió a los unitarios y muchos de ellos tuvieron que exiliarse en otros países como Uruguay.
Para derrotar a la Liga Unitaria, junto con Entre Ríos organizó un ejército bajo la dirección de Estanislao López. En mayo de 1831 el general Paz fue tomado prisionero y a partir de entonces todas las provincias fueron sumándose al Pacto Federal con la promesa de que cuando el país estuviera pacificado se llamaría a un congreso que organizaría al país bajo una constitución federal.
En 1832 Rosas finalizó su periodo y la Legislatura de Buenos Aires lo reeligió en el cargo por otros tres años pero no aceptó. Rosas tenían otros planes ya que quería no solamente dedicarse a sus negocios privados -la cría de ganado- sino que deseoso de conseguir más tierras, se propuso llevar a cabo una campaña militar hacia el sur, sobre el territorio ocupado por pueblos originarios.
La Legislatura Porteña eligió a tres gobernadores distintos en tres Juan Ramón Balcarce, Viamonte y finalmente el doctor Manuel Vicente Maza. Ninguno de los tres logró establecer el orden distinto al que Rosas había impuesto. La Legislatura porteña le propuso a Rosas que asumiera la gobernación y dijo que aceptaría si a través de un plebiscito, es decir, una consulta popular al pueblo a través de una votación, había acuerdo para que se le otorgar la suma del poder público, es decir que ejercería los tres poderes: ejecutivo, legislativo y, judicial. La Legislatura acepto estas condiciones y Rosas asumió por segunda vez en abril de 1835.
Durante su segundo gobierno muchos eran los que estaban en desacuerdo con su política. En primer se le oponían los gobernadores que buscaban organizar el país con una constitución que regulara y nacionalizara el manejo de la aduana de Buenos Aires. Rosas tuvo que enfrentar numerosos conflictos que debilitaron su poder. Una de las medidas del gobernador de Buenos Aires fue impedir la libra navegación de barcos extranjeros por los ríos Paraná y Uruguay, lo que generó el descontento del gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, que se pronuncio en su contra al negarse a otorgar a Rosas el manejo de las relaciones exteriores de su provincia. Con el apoyo de fuerzas brasileñas y uruguayas, formó una alianza y organizó el Ejército Grande con el objetivo de eliminar a Rosas y sancionar una constitución. Las tropas encabezadas por Urquiza lograron vencer a Rosas en febrero de 1852 en la batalla de Caseros. Luego de la batalla, Rosas se exilio en Inglaterra y Urquiza convocó a un Congreso General Constituyente que organizó al país bajo un sistema federal.
Obra de gobierno
La economía
Durante el régimen rosista el comercio continuó creciendo, el volumen de las exportaciones de, cuero y sebo aumentó, y un nuevo rubro cobró importancia: la lana.
La economía del país —basada en la industria ganadera y en una incipiente agricultura — favoreció a Buenos Aires, ya que Rosas prohibía la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay a los barcos extranjeros (medida que favoreció al puerto único a donde iban a parar todos los productos). La economía proteccionista de Rosas sólo consiguió amparar a Buenos Aires y, en algunos casos, al litoral.
La ganadería:
El desarrollo del comercio estimuló la producción ganadera y saladeril. Por tanto, los sectores vinculados a estas actividades prosperaron.
La expansión de la ganadería fue posible gracias a la ocupación de tierras en el sur de la provincia, donde se generalizaron las grandes estancias ganaderas. La explotación ganadera no sufrió grandes cambios técnicos en la producción, pero se adaptó muy bien a la escasa mano de obra disponible.
Junto a la ganadería también creció la industria saladeril y la del cuero ( Un saladero es un establecimiento fabril destinado a producir carne salada y seca conocida como tasajo o charqui ) . A principios del siglo XIX se habían introducido en el país los primeros Hereford y Shorthon, los primeros merinos y los primeros caballos frisones (para tiro pesado).
La novedad: las ovejas
Durante la década del ‘40, el desarrollo de la ganadería ovina sufrió incentivos externos e internos: aumentó la demanda externa de lana y declinaron los precios de los cueros. Esta actividad alternativa a la ganadería vacuna se vio beneficiada por la gran cantidad de tierras aptas para criar ovejas en la campaña de Buenos Aires. Debido a las enormes ganancias que se obtenían con la ganadería ovina, algunos ganaderos incorporaron ovejas a sus planteles de vacunos, al igual que los comerciantes, que comenzaron a comprar tierras y ganado para iniciar su propia explotación.
El gobierno también facilitó la importación de ovejas finas de raza Merino para mejorar el ganado criollo. Muchos productores de ovinos eran grandes propietarios, pero también aparecieron pequeñas familias que emprendían su propia explotación: la mayoría de estas familias eran inmigrantes vascos, irlandeses y franceses.
LEY DE ADUANAS DE 1836
El 18 de diciembre de 1835, Rosas sancionó la Ley de Aduanas que determinaba la prohibición de importar algunos productos y el establecimiento de aranceles para otros casos. En cambio mantenía bajos los impuestos de importación a las máquinas y los minerales que no se producían en el país.
Con esta medida buscaba beneficiar a las provincias. Estas medidas impulsaron notablemente el mercado interno y la producción del interior del país. Sin embargo, Buenos Aires continuó siendo la principal ciudad.

Quién era Juan Manuel de Rosas
Juan Manuel de Rosas, el restaurador de las Leyes, el estanciero más poderoso de Buenos Aires, y a la vez uno de los gobernadores con más consenso en toda la historia de la provincia, nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793. Cursó sus primeros estudios en el colegio privado que dirigía Francisco Javier Argerich. Pero su vocación no iba para el lado de las letras sino para las tareas rurales.
Durante las invasiones inglesas participó activamente de la defensa en el regimiento de Migueletes de Caballería. Tras la reconquista volvió al campo. Se mantuvo completamente al margen de los sucesos de la revolución de mayo, de la que dirá años más tarde: "En los tiempos anteriores a la revolución la subordinación estaba bien puesta, sobraban recursos y había unión."
En marzo de 1813 se casó con Encarnación Ezcurra, quien sería su compañera en la vida y en la política. Tras el casamiento Rosas devuelve a sus padres los campos que les administraba y decide formar su propia empresa.
En noviembre de 1815 se asoció con Juan Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego en una compañía destinada a la explotación ganadera, saladero de pescado y exportación de productos varios en la estancia de "Los Cerrillos".
La dirección de sus estancias le dio a Rosas un gran conocimiento sobre la vida y las costumbres de sus peones. "Me propuse adquirir esa influencia a toda costa; para ello fue preciso hacerme gaucho como ellos, protegerlos, hacerme su apoderado, cuidar de sus intereses, en fin no ahorrar trabajo ni medios para adquirir más su confianza."
Tras la caída del Directorio, en 1820 Rosas comienza a participar activamente de la política bonaerense.
Fue gobernador de la provincia en dos períodos 1829-1832 y 1834-1852. Durante estos periodos se idendificó como federal y persiguió a los unitarios hasta lograr mediante pactos, que todas las provincias adoptaran el sistema federal.
Logró la estabilidad política interna, mantuvo la integridad nacional y favoreció el crecimiento económico. Intervino en los conflictos internos y externos.
En 1852 se produce la batalla de Caseros, entre Justo José de Urquiza, defensor de una organización nacional bajo una constitución, y Rosas. Ambos eran federales; Rosas, a pesar de la sangrienta represión y de la crisis económica, logró las bases para que Urquiza -después de vencer en Caseros- lograra reunir un Congreso General Constituyente y se promulga la Constitución de 1853.
Murió en el exilio el 14 de marzo de 1877, acompañado por su hija Manuelita, en su finca de Southampton, Inglaterra.
Cuando la noticia de su muerte llegó a Buenos Aires, el gobierno prohibió hacer ningún funeral ni misa en favor de su alma, y organizó un inusual responso por las víctimas de su tiranía.
Los restos de Rosas fueron repatriados el 1 de octubre de 1989 y reposan actualmente en el panteón familiar del Cementerio de la Recoleta en la Ciudad de Buenos Aires. En 1999 se construyó el primer monumento en su honor, ubicado en la Plaza Intendente Seeber, (Avenida del Libertador y Sarmiento) en el barrio porteño de Palermo
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Manuel_de_Rosas#Exilio_y_muerte